
Todos tenemos miedos aunque lo bueno de esta vida es
que casi nadie nos pregunta cuales son los nuestros. Los
intuyen, los huelen, se encuentran con ellos un día en un
aeropuerto, en medio de una calle oscura, al subir a un
autobús en una ciudad desconocida... Y de repente se dan
cuenta de que somos miedosos al volar, a la oscuridad, a
que nos roben o a amar y entregar en el sexo parte de
nosotros.
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